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43 años de resistencia, 42 kilómetros de solidaridad (PRENSA)

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43 años de resistencia, 42 kilómetros de solidaridad
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MARTA GARCÍA

El Sahara Marathon celebra su decimoctava edición en la que participan 370 corredores por motivos solidarios

Corredores de 25 nacionalidades, 14 puestos de avituallamiento, 12 coches realizando control de carera, una treintena de periodistas acreditados... Hasta aquí, podría parecer un maratón cualquiera, uno de tantos en estos tiempos de 'boom' del 'running'. Pero no, son algunos de los números del Sahara Marathonque celebra el próximo lunes 26 su decimoctava edición. Una carrera que es mucho más que 42 kilómetros, una prueba diferente, tan especial que todo valiente que se anima a enrolarse en ella, afirma que deja huella. Una aventura que merece la pena.
La hamada argelina, el que dicen es el más duro de todos los desiertos, acogerá durante ocho días a más de 370 corredores procedentes de los cinco continentes, que se alojarán en las jaimas de las familias saharauis dentro de los Campamentos de Refugiados de Tindouf. Es allí, en medio de la nada y con unas condiciones de vida extremas (sin luz ni agua), donde residen más de 200.000 refugiados desde hace ya 42 años.
El desierto argelino se llenará de zancadas solidarias para dar voz al pueblo saharaui, para que el mundo conozca las duras condiciones en las que sobreviven hombres, mujeres y niños en los campamentos de refugiados y ayudar a la ejecución de diferentes proyectos solidarios. "42 kilómetros de nuestro esfuerzo, por 42 años de vuestra resistencia", es el lema de esta edición.
El trazado del maratón es duro, desde tramos de dunas donde las piernas se sumergen en arena más allá de los tobillos hasta zonas pedregosas donde la estabilidad se pierde por completo. Por si fuera poco, la carrera transcurre bajo altas temperaturas y sin ninguna sombra. Así es el desierto. Corredores experimentados coinciden en que es una de las pruebas más duras a las que se han enfrentado, pero también la más emocionante. Los cánticos de las mujeres saharauis a lo largo de los kilómetros dan fuerza a cada zancada, las sonrisas de los niños que se lanzan a correr durante algunos metros junto a los atletas dan ese extra de energía para sentir la meta más cerca.
Quienes ya han tomado parte en este programa regresan siempre con el corazón encogido por la inolvidable experiencia, por la intensidad emotiva de una semana en la que se convive con los refugiados en sus propias jaimas, compartiendo con ellos una semana tan intensa que llega a permanecer en el futuro con estrechos lazos de amistad. Raro es quien no vuelve.