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Cuba-Marruecos: voluntad política de tender puentes, sin olvidar la historia y los principios

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Autor: Darcy Borrero Batista
El pasado 21 de abril, los gobiernos de la República de Cuba y del Reino de Marruecos anunciaron y procedieron en la sede de la Misión Permanente de Cuba ante la Organización de las Naciones Unidas a la firma del restablecimiento de las relaciones diplomáticas a nivel de Embajadores, guiados por la voluntad mutua de desarrollar relaciones amistosas y de cooperación entre los dos países en los ámbitos político, económico, cultural y otros.
El paso dado por Marruecos, de restablecer las relaciones diplomáticas sin condición alguna, fue aceptado por Cuba, y con ello, se puso fin a 37 años de la ruptura decretada unilateralmente el 22 de abril de 1980 por el Gobierno de Marruecos, alegando el reconocimiento por parte del Gobierno Revolucionario de Cuba de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y la acreditación del primer Embajador saharaui en La Habana.
Era la segunda ocasión desde que se establecieron las relaciones diplomáticas entre ambos países, el 10 de diciembre de 1959, en que el Gobierno de Marruecos rompía sus relaciones con Cuba, ya que el 31 de octubre de 1963, arguyendo el apoyo cubano a Argelia, decidió la primera ruptura. Marruecos reanudó las relaciones diplomáticas con Cuba el 13 de enero de 1964, abriéndose una etapa de vínculos fluidos, con un intercambio comercial importante en las dos direcciones, hasta la segunda ruptura en 1980.
La decisión del actual Gobierno de Marruecos, de acuerdo con Rabat, forma parte de la implementación de las orientaciones Reales hacia una diplomacia proactiva y abierta hacia nuevos socios y espacios geográficos.
Cuba valora y agradece el apoyo marroquí en Naciones Unidas desde el año 2006 con su voto a favor de la resolución cubana contra el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos.
La postura cubana busca establecer las bases de relaciones mutuamente beneficiosas con el Reino de Marruecos, en correspondencia con los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional y en conformidad con el espíritu y las normas establecidas en la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas del 18 de abril de 1961.
A partir de lo acordado se sientan pautas para la convivencia civilizada de la futura Embajada de Marruecos con la Embajada de la RASD acreditada en La Habana, como existe hoy en el seno de la Unión Africana y en otros países de ese continente y del mundo. Tal paso se sitúa en el espíritu de la proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, adoptada en la II Cumbre de la CELAC celebrada en enero del 2014.
Las autoridades cubanas mantienen su posición solidaria e invariable hacia la autodeterminación del Sahara Occidental y continuarán brindando su apoyo en la formación de cientos de jóvenes saharauis en sus centros educacionales y en la ayuda de los cooperantes cubanos en los ámbitos de la salud y la educación. Igualmente, agradecen las muestras de solidaridad inquebrantables del pueblo saharaui hacia la Revolución Cubana y su obra.
Tras conocerse el restablecimiento, el ministro saharaui para América Latina y el Caribe, Omar Mansur, manifestó la gratitud de la RASD a Cuba, a la Unión Africana, y a otros países «por su defensa del derecho de los pueblos a su autodeterminación, a la independencia, y a la descolonización, así como por su fidelidad a los principios rectores de la política internacional».
Más allá de erráticas interpretaciones de algunos sobre esta noticia, la firma del Acuerdo constituye una muestra de la voluntad cubana de, sin olvidar la historia, desarrollar vínculos sobre la base de principios inamovibles de su política exterior y con la firme vocación de tender puentes entre pueblos y naciones.