Jesús Guerra y Lourdes Gómez* Fuente: Cuarto Poder
El proceso de descolonización del Sahara Occidental, iniciado en 1963, aún no ha concluido. Ese mismo año se incluyó al Sahara Occidental en la lista de territorios No Autónomos aunque España, el país colonizador, no se retiró hasta 1975 cuando cedió de manera ilegal el control de dicho territorio a Marruecos y Mauritania mediante el llamado Acuerdo Tripartito de Madrid.
Según la resolución S/2002/161 de Naciones Unidas, este Acuerdo Tripartito no ha transferido ni ha otorgado a ninguno de los firmantes el estatus de potencia administradora, estatus que España no puede transferir unilateralmente.
La entrada de Marruecos y Mauritania reivindicando la soberanía sobre dicho territorio desencadenó un conflicto armado con el Frente Polisario, el movimiento de liberación que desde 1979 es considerado por las Naciones Unidas como el legítimo representante del pueblo saharaui. Este conflicto es también la causa de la crisis de las personas saharauis refugiadas.
Tras la retirada española y el comienzo de la guerra, en 1976 el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). La guerra se prolonga hasta 1991, cuando el Frente Polisario y Marruecos llegan a un acuerdo bajo el auspicio de Naciones Unidas. Mauritania, por su parte, se retira del territorio en 1979.
En base a dicho acuerdo, en 1991 el Consejo de Seguridad crea la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) con el mandato de supervisar el alto el fuego y convocar un referéndum.
A día de hoy ese referéndum, bloqueado por Marruecos con la complicidad de parte de la Comunidad Internacional sigue sin celebrarse, condenando a centenares de saharauis a vivir en la diáspora y a la castración de su derecho a ser ciudadanos y ciudadanas libres y dignas.
El pueblo saharaui afronta más de 40 años de resistencia contra la política anexionista de Marruecos cuya intransigencia ha desenmascarado la continua violación de derechos humanos y el saqueo constante de sus recursos naturales.
La resistencia saharaui es un ejemplo para el mundo. Pese a las duras condiciones de la hamada en los campamentos de refugiados en el desierto argelino, la RASD es el segundo país africano más alfabetizado del continente. Junto a las jaimas se levantan escuelas y hospitales para toda la población saharaui.
A pesar de la represión del régimen de Mohammed VI, amigo de Felipe VI, las calles de la ciudad de El Aaiún en territorio ocupado se llenan de manifestaciones multitudinarias cada semana reclamando el fin de la ocupación y la celebración del referéndum. Periodistas comprometidos como los miembros de Equipe Media dan cobertura al conflicto frente al mutismo de los grandes medios de comunicación internacionales.
Mientras, el estado español y la Unión Europea silencian el llamado Muro de la Vergüenza, una construcción militarizada de 2.700 km llena de búnkeres, vallas y campos de minas que separa al Sáhara Occidental de las incursiones del Frente Polisario, y miran hacia otro lado con las sentencias del TJUE que prohíben la actividad comercial de Marruecos en el Sáhara Occidental por ser una potencia ocupante del territorio.
Por todo ello, hay convocada una manifestación este sábado 17 de noviembre en apoyo al pueblo saharaui.
Desde Izquierda Unida exigimos la culminación del proceso de descolonización y el fin de la ocupación ilegal marroquí del territorio, así como el cumplimiento efectivo de las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo que separa claramente Marruecos del Sáhara Occidental y advierte que no se pueden firmar acuerdos comerciales ni pesqueros sin el consentimiento del pueblo saharaui y su legítimo representante el Frente Polisario.
* Jesús Guerra es periodista y activista por el pueblo saharaui y Lourdes Gómez, responsable Movimientos Sociales IU Madrid