Entrevistas
Christian Zampini
La pasada semana una delegación institucional de Castilla y León tuvo la oportunidad de visitar los campamentos de refugiados saharauis. Una población que desde 1975 vive a la eterna espera de poder regresas a sus tierras ocupadas por Marruecos en la llamada Marcha Verde con la total connivencia de España. Tercera Información conversa con José Sarrión Andaluz, coordinador de Izquierda Unida Castilla y León y portavoz de su organización en las Cortes autonómicas, que formó parte de la delegación que recorrió los campamentos entre el 16 y el 20 de marzo.
El pasado martes José Sarrión acudió a la sesión de las Cortes de Castilla y León prácticamente sin descanso. Había llegado al aeropuerto de Barajas junto al resto de personas que componían la delegación institucional de Castilla y León en los campamentos de refugiados saharauis apenas a las 12 del mediodía, para cumplir con sus deberes paralmentarios apenas cinco horas después en Valladolid. Volvía de un viaje de cuatro días en el cual tuvo la oportunidad de conocer de primera mano la realidad de la población saharaui exiliada de su propia tierra.
¿Cómo surge la iniciativa de esta visita institucional a los campamentos de refugiados saharauis?
El Frente Polisario lleva impulsando visitas de este tipo desde hace tiempo. Afortunadamente existe cierta normalidad en el acceso a los campamentos de refugiados, no así a los territorios ocupados donde generalmente las visitas suelen terminar con una expulsión por parte de las autoridades marroquíes. Este viaje en concreto fue promovido por Mohamed Labat, delegado del Frente Polisario en Castilla y León, abierto a toda clase de cargos públicos (hay que destacar que la delegación más numerosa fue aportada por Izquierda Unida). Aparte también nos acompañaban miembros de las entidades de solidaridad con el pueblo saharaui. Más tarde, las Cortes de Castilla y León decidieron respaldar el viaje dándole carácter de delegación institucional.
¿Habías estado anteriormente en los campamentos de refugiados?
Es la primera vez que voy. Como militante comunista siempre he tenido interés en la cuestión del Sahara, que es una prioridad en la política internacional tanto del PCE como de Izquierda Unida, pero es la primera vez que acudo en persona.
Desde un punto de vista humano, ¿cómo lo has sentido? ¿Cómo has vivido la visita?
Yo diría dos cosas. Lo primero es que es sorprendente la enorme hospitalidad del pueblo saharaui. Ellos mismos explican que esa hospitalidad forma parte de su tradición beduina. Acoger a un viajero es lógicamente parte fundamental de la tradición por vivir en un medio duro como es el desierto. Aun así continúa resultando sorprendente que, a pesar de que España es la principal responsable de la invasión de Marruecos y de su situación actual, el pueblo saharaui tiene muy claro que el pueblo español tiene una firme solidaridad con ellos, a diferencia de los gobiernos españoles.
Lo segundo es que en la visita se ve claramente que estamos ante un pueblo condenado a vivir de la cooperación internacional. Hay que pensar que los saharauis viven en un entorno que ellos llaman “la hamada” que viene a traducirse algo así como “el infierno”. Hay una antigua maldición saharaui que decía “ojalá te destierren a la hamada”. Es una zona de desierto pedregoso donde no hay absolutamente nada. No hay posibilidades de cultivar, la tierra es inmensamente pobre en recursos y la población está condenada
a vivir de la ayuda que le entregan países como Argelia, Cuba o Venezuela, y lo poquito que le damos los países europeos. Llevan 42 años esperando, varados en mitad de un desierto en el que no pueden hacer nada. Es una infinidad de vidas truncadas en una eterna espera.
No dejan de ser campos de refugiados, es cierto que ya muy asentados después de cuarenta años, cuentan con electricidad desde 2017, lo cual ha mejorado claramente su situación, pero no deja de ser un ámbito de extrema precariedad.
Comentas que el escaso apoyo brindado por parte de los países europeos. Parece que antepone sus relaciones con Marruecos a la defensa de los derechos humanos que enarbola.
Está claro. Los saharauis ahora están muy ilusionados con la sentencia del tribunal europeo que invalida el acuerdo comercial que permitía faenar en las aguas territoriales saharauis y esquilmar sus recursos. Pero eso no puede eximir de la responsabilidad histórica que tienen las potencias europeas. España es directa responsable de la situación, los saharauis suelen cantar en las manifestaciones “Marruecos culpable, España responsable”, lo cual es una definición muy acertada.
El rey Juan Carlos I en persona fue quién se desplazó para desmovilizar a las tropas españolas y a retirarlas, en contra incluso del criterio de muchos militares (por cierto que, algunos se quedaron, es una historia bastante desconocida). Es una traición. Juan Carlos y Arias Navarro terminan vendiendo al pueblo saharaui.
Cuando estás allí te das cuenta de cosas que no se hacen públicas aquí. La Media Luna Roja nos explicó que España ha recortado a la mitad la cooperación con el Sahara. El presidente de la asociación de presos políticos nos explicaba que España siquiera forma parte del grupo de países amigos del Sahara Occidental en Naciones Unidas. Y ni que decir tiene que no se dirige a las autoridades marroquíes para exigirle el cumplimiento de los derechos humanos y la liberación de presos políticos saharauis.
Estamos ante una inmensa hipocresía por parte de la Unión Europea. España sigue siendo en derecho internacional la administradora de iure del territorio. Eso convierte a la Unión Europea en directa responsable de todo lo que suceda en ese territorio, una responsabilidad de la que se ha desentendido completamente.
Un estado que administrativamente se encuentra de forma oficial pendiente de descolonización, pero con su metrópoli desentendida de su situación.
Una desatención total de las responsabilidades que le competen. Además ha habido una traición histórica. Los sucesivos gobiernos tras la aprobación de la Constitución del ’78 han colaborado y mantenido esta traición. El principal responsable de la situación después del rey Juan Carlos es Felipe González. En la segunda mitad de la década de los ’70 acudió en persona a los campamentos de refugiados saharauis y proclamó que cuando él fuese presidente se iba a exigir el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas y el Sahara podría optar por fin a su independencia. Una promesa que décadas después se olvidó completamente a todas luces, viendo además los vínculos personales de González con la monarquía marroquí. A día de hoy es el principal representante de los intereses marroquíes ante América Latina. Es tremendo. Una más de las incontables mentiras de Felipe González.
Puede resultar sorprendente pero el PSOE ha sido más agresivo contra el Sahara que el mismo Partido Popular, que lógicamente tampoco han sido ningunos santos con el pueblo saharaui. Un ejemplo: a los cubanos se les otorga la nacionalidad española si demuestran tener cualquier familiar con nacionalidad española hasta tres generaciones anteriores a la suya. Los saharauis, que tuvieron DNI español, que eran habitantes de una provincia del país, en cambio, se encuentran con tremendas dificultades para solicitar la nacionalidad española.
Nos mencionabas las esperanzas depositadas en la sentencia del tribunal europeo sobre el acuerdo comercial. ¿Cuál era la perspectiva de la población allí ante esta sentencia y el panorama que abre?
Están muy esperanzados. Yo no sé incluso si excesivamente optimistas, espero que no. Habrá que ver la disposición de los estados de la UE por cumplir la resolución del tribunal. Lo cierto es que en todas las reuniones que tuvimos, tanto con el presidente de la RASD, como con el presidente del parlamento, mostraban su alegría por la sentencia. Lo que se hace ahora obligado es exigir el cumplimiento.
No podemos olvidar que el pueblo saharaui cuenta con las resoluciones internacionales de su parte desde hace 42 años. Es cierto que se han dado algunos pasos positivos, como resoluciones en parlamentos autonómicos en apoyo del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas. Pero ahora hay que pasar de las palabras a los hechos.
Ahora que comentas las resoluciones en los parlamentos autonómicos. ¿Hasta dónde puede llegar la política autonómica y municipal en este ámbito? ¿Qué puede hacer para exigir el cumplimiento de las resoluciones internacionales y el respeto de los derechos humanos?
Nosotros en Izquierda Unida Castilla y León tratamos de llevar a cabo una estrategia a dos frentes. Uno puramente político y otro relacionado con la cooperación y el esfuerzo por mejorar su situación material a día de hoy. En este segundo sentido, hay algo muy importante que se puede hacer desde el ámbito autonómico y municipal que es el aumento directo de las ayudas. Para eso hay un aliado fundamental que son los movimientos de solidaridad con el Sahara. En ese sentido hay que decir que los ayuntamientos gobernados por Izquierda Unida suelen ser ejemplares en ese sentido.
En cuanto al ámbito puramente político, digamos, hay un mecanismo de enorme peso que es la promoción de mociones institucionales instando a cumplir las sentencias internacionales y de la defensa de los derechos humanos.
Se nos hace inevitable preguntar por la controversia surgida en las Cortes de Castilla y León en torno al costeo de los billetes de la delegación institucional.
Te cuento, voy a intentar hacer un relato cronológico de todo el tema, porque es un auténtico despropósito. El viaje se plantea en enero, como decía, a propuesta de la delegación del Polisario en Castilla y León. Yo nada más enterarme de la propuesta, decido apuntarme y costearme el viaje. No digo que quién se lo costee su organización política esté obrando mal, ni mucho menos, no voy a defender esa demagogia. Es una decisión personal en ese momento, por una cuestión de ética comunista básica. Al cabo de un mes, la mesa de las Cortes de Castilla y León decide, a mi juicio de forma muy acertada, darle un carácter institucional a la visita. Eso supone que son las Cortes quienes corren con los gastos, lógicamente, por tratarse de una visita oficial.
Claro, yo había pagado el viaje en enero. Se pone en contacto conmigo el Polisario y me indica su intención de devolvérmelo porque se le ha aportado la cuantía el parlamento. Yo entonces les comunico que se queden con el dinero, a modo de donación, y que yo continuo costeando mi viaje. Ahora las Cortes dicen que consideran que ha habido un doble pago y le exigen los 450 euros del billete al Polisario. ¿Por qué? Porque intentan ocultar otra cosa: El día antes de que parta la visita hacia los campamentos, la presidenta de las Cortes nos comunica que no va a acompañarnos. Esto lo hace porque decide adelantar un día el pleno de las Cortes para que coincida con una visita de Felipe VI.
Entonces, yo reclamé que se investigara si esas personas que se habían apuntado al viaje y luego no acudieron, habían supuesto un gasto público, un pago de un billete de avión que, digamos, luego no se ha consumido. Que se recupere ese gasto de dinero público. La respuesta de las Cortes ha sido malmeter con esta acusación de haberse producido un “doble pago”. Es una marrullería bastante grande.
Bueno, para concluir. Desde tu perspectiva personal, ¿veremos a los refugiados regresar a los territorios ocupados y por fin un Sahara Occidental libre?
Debemos verlo. El pueblo saharaui es un pueblo paciente. Llevan 42 años esperando poder regresar a su tierra. Pero la paciencia es algo que también se agota. La población joven está cansada. Muchos jóvenes, cuando conversas con ellos, te lo transmiten. Uno le dijo una frase a un compañero que me marcó: “Mi madre nació en una tierra fértil. Mis hijos no vivirán en este desierto”. Esa frase tan contundente a mí me resulta tremendamente descriptiva. O la comunidad internacional presiona con todas sus fuerzas para que esto se arregle por la vía diplomática, o llegará un momento en el que dejará de haber paciencia. El Frente Polisario está teniendo una actitud increíblemente responsable apostando en todo momento por la vía diplomática. Y eso a mi juicio no se valora lo suficiente por parte de la comunidad internacional. Es absolutamente fundamental que la comunidad internacional cumpla definitivamente con su responsabilidad, y, si eso significa que España tiene que renunciar sus privilegios comerciales con Marruecos, lo haga.090/099