Pablo A. de la Vega M.[1]
Desde aquel 20 de enero de 1980, fecha en la que la República de Cuba reconoció a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), las muestras de amistad, cooperación y solidaridad se han convertido en un ejemplo no sólo para América Latina y el Caribe sino para todo el mundo.
Se estima que alrededor de cuatro mil jóvenes saharauis se han graduado de médicos, técnicos o ingenieros, aunque los primeros estudiantes llegaron un año después de la proclamación de la RASD, en 1977. Ya hacia el 2013 alrededor de cuatrocientos jóvenes estudiaban diferentes especialidades. Sin embargo, la prioridad para la RASD ha sido disponer de personal sanitario, maestros y técnicos económico-productivos.
Es así como la cooperación sur-sur ha demostrado con iniciativas tangibles su compromiso con el pueblo saharaui y una de éstas es la Escuela Secundaria Básica Simón Bolívar, resultado de la cooperación triangular entre Cuba, Venezuela y la República Saharaui, para que una parte de su alumnado pudiera seguir su enseñanza en español.
Este proyecto fue inaugurado, en la Wilaya de Smara, por el presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, en septiembre del 2011, y tuvo como propósito garantizar la educación secundaria a centenas de niños y adolescentes de los campamentos de refugiados, en Tinduf, Argelia. Aunque sus antecedentes datan del 2005, en el marco de las conversaciones, en La Habana, de la Comisión Intergubernamental para la Colaboración Económica y Científica Técnica, entre Cuba y la RASD, sus resultados se materializaron exitosamente seis años más tarde.
Este proyecto, además, ha contribuido a la consolidación del programa “Vacaciones en Paz”, que data de 1976, que consiste en la salida temporal de miles de niños y niñas saharauis, a varios países vecinos o europeos, durante los inclementes meses de verano en la hamada argelina. Ahora los alumnos de la Escuela Secundaria Básica Simón Bolívar poseen mejores condiciones de comunicación y adaptación gracias a este tipo de programas.
No obstante de los tres sectores estratégicos priorizados por el Frente POLISARIO, la soberanía alimentaria es uno de sus mayores desafíos. Primero, porque a pesar de la hospitalidad argelina, los saharauis que ocupan un territorio cedido para su supervivencia no tienen la capacidad para producir alimentos, entre otros factores por las características del suelo, la falta de agua y las condiciones climáticas, en general. Por ello, las organizaciones y organismos internacionales, como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), recogen alimentos producidos por varios países en todo el mundo, entre ellos Cuba, y los distribuyen a los refugiados saharauis.
Cuba contribuye al PMA con 2.500 toneladas de azúcar al año y tan sólo en enero del 2012, los refugiados saharauis recibieron 530 toneladas de este producto para paliar parte de sus necesidades alimentarias.
Recordando a Nelson Mandela: “¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África? En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros como Cuba”.
[1] Coordinador de la Asociación Ecuatoriana de Amistad con el Pueblo Saharaui