Madrid, 19 junio 2011 (SPS).- “Debemos cuidarnos de desatar el optimismo ante las medidas democratizadoras que el rey de Marruecos aparenta ofrecer en el proyecto de reforma de la Constitución recién anunciado para su país. Conviene estar alerta ante el espejismo democratizador que la casa real nos pone ante los ojos, advirtió el pasado viernes Fernando Maura responsable de política internacional de Unión Progreso y Democracia (UPyD).
En opinión del dirigente de UPyD “el alcance democrático del nuevo texto no llegaría ni a la Constitución de Cánovas de 1.876 en España”. Además, Maura recuerda que “desde que llegó al poder el hijo de Hasán II en el año 1999, siempre se nos ha querido vender una supuesta apertura democratizadora de las instituciones, que jamás ha llegado a concretarse más allá de algunas medidas cosméticas para salir del paso o incrementar la llegada de fondos de países donantes, como España”.
“Está demostrado que Mohamed VI jamás ha querido que su pueblo avance en libertad, y esta huida hacia adelante que pretende iniciar con la nueva Constitución no es más que una pantomima con la que trataría de contentar a los manifestantes levantados por todo su territorio nacional”, declaró Maura.
Por otra parte, Maura considera “impresentable” el procedimiento de urgencia por el que se ha llegado a este nuevo texto, sin mediar debate ni consenso entre los partidos políticos “domesticados” que ya existen en el país, ni entre la sociedad civil, destinataria de esta nueva Constitución, y que según los indicios tendría que refrendarla “sin tener tiempo de leer la letra pequeña, ni la grande” en menos de tres semanas tras su divulgación.
En referencia al Sáhara Occidental, añadió que “Unión Progreso y Democracia considera imprescindible que Marruecos se preste a solucionar el conflicto del Sáhara ocupado, cumpliendo para ello la legalidad internacional, antes de emprender cambios en una Constitución que muy posiblemente incluya también, unilateralmente, al territorio que mantiene invadido desde hace más de tres décadas y media”.
“Si la voluntad democratizadora de Mohamed VI fuera sincera, debería empezar por consultar con su pueblo las normas que van a regir la vida pública, no solo pedirle que le confirme una vez más su sometimiento”, concluyó.