Un Congreso Extraordinario del Frente Polisario (FP), único representante del pueblo saharaui reconocido por la ONU, eligió por gran mayoría a Brahim Gali como nuevo presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y secretario general del FP ante el fallecimiento del histórico líder Mohamed Abdelaziz, quien condujo en la guerra y en la paz al pueblo saharaui, cuyo territorio, el Sáhara Occidental, fue invadido por Marruecos en 1975.
Gali es de línea dura. Fue combatiente y ministro de Defensa de la RASD. El pueblo saharaui espera de él que durante su mandato se logre la autodeterminación finalmente mediante el referendo ordenado por las Naciones Unidas, pero boicoteado por Marruecos y su socio Francia, que en el Consejo de Seguridad se comporta como potencia colonialista de siglos pasados y veta resoluciones a favor del pueblo saharaui como que el contingente de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) tenga potestad de vigilar los derechos humanos.
En un importante comunicado, el Consejo Peruano de Solidaridad con el Pueblo Saharaui saluda “las declaraciones del flamante presidente de fortalecer aún más el Ejército Popular de Liberación saharaui y el mayor énfasis de la labor diplomática, debido a que es conocida la ineficaz labor de las Naciones Unidas, que se encuentra petrificada por el veto irresponsable de Francia y la falta de interés de muchas naciones en solucionar el drama saharaui a pesar que los saharauis gozan del respaldo de la historia y del derecho internacional”.
Las Naciones Unidas se ven incapaces de detener la violación a los derechos humanos y el expolio a los recursos naturales saharauis perpetrados por Marruecos, la potencia invasora del Sáhara Occidental.
Mientras las naciones no actúen con principios y valores en su política exterior y en sus relaciones diplomáticas, no habrá justicia ni paz en el mundo.
Por ello, el nuevo mandatario tiene la responsabilidad de recuperar el territorio invadido mediante la vía diplomática o militar.
Esperemos que para la transmisión del mando el nuevo presidente, Pedro Pablo Kuczynski invite a su colega saharaui e inaugure una era en que la diplomacia peruana deje la inmoral “realpolitik” de lado e impregne su política exterior de valores y ponga énfasis en la libre determinación de los pueblos.