El Aiún (Zonas Ocupadas), 30 de marzo de 2022 (SPS) – La madre del preso político saharaui y miembro del Grupo Gdeim Izik, Mohamed Lamín Haddi, afirmó que su hijo, quien se encuentra en la cárcel de Tifelt 2, en Marruecos, ha sido objeto de torturas y maltrato por parte de sus carceleros, debido a sus protestas legítimas y reiteradas huelgas de hambre para protestar contra las miserables condiciones de encarcelamiento.
Según el testimonio de la madre del preso político, recogido el pasado 28 de marzo por la Liga para la Protección de los Presos Saharauis en las Cárceles Marroquíes, “Mohamed Lamín Haddi fue sometido a torturas físicas y psicológicas dentro de su celda, tras anunciar mediante una carta escrita enviada a la dirección de la cárcel, su intención de entrar en huelga de hambre para denunciar las precarias condiciones de su encarcelamiento y la falta de respuesta a sus legítimas demandas”.
La madre del preso político prosigue en su testimonio que “el pasado 15 de marzo de 2022, un grupo de empleados de la cárcel le propinaron palizas brutales, atando sus manos con esposas y estrangulándolo hasta perder el conocimiento frente a otros empleados y reclusos, quienes miraban expectantes, sin que nadie intervenga para auxiliarlo, lo que demuestra la complicidad de las autoridades de la cárcel”. La madre del activista saharaui añade que, “después de aquella sesión de tortura, su hijo fue privado de su derecho comunicarse durante casi de diez días, hasta que el 25 de marzo, cuando le fue permitido hacer una llamada de dos minutos, bajo el estricto control y la observación del jefe de la cárcel y sus empleados”.
“Como resultado de esas prácticas agresivas y torturas infligidas, a Muhammad Lamín Haddi le han quedado hematomas en la cara y siente dificultad a la hora de beber agua y hablar, debido a los intentos de estrangulamiento a los que fue sometido”, continúa el testimonio de la madre, añadiendo que “el pasado lunes, la administración penitenciaria de la cárcel de Tifelt 2, sometió también a Mohamed Lamín Haddi a todo tipo de amenazas y presiones psicológicas y, con el fin de que renunciara a las quejas escritas que había presentado ante varias partes”.
Según el mismo testimonio, “estas prácticas punitivas y humillaciones que padece su hijo no son nada nuevo, sino una continuación de la política aplicada por la administración penitenciaria que incluyen la confiscación de sus pertenencias y el embargo de las remesas que le envía de vez en cuando a sus hijo para adquirir sus necesidades personales, pagar los medicamentos o las tarjetas para llamar por teléfono”.
“Todas estas prácticas y métodos de castigo, torturas y humillación son ejecutadas por órdenes de la administración penitenciaria de las autoridades de ocupación marroquí, que no cesan en sus intentos de doblegar la voluntad de mi hijo, pero que solo lo han llevado a entrar en una huelga de hambre tras otra, que acabarán pasando factura a su ya deteriorado estado de salud físico y psicológico”, concluye el testimonio. (SPS)
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