Fuente: sitio oficial de UGT
Durante los primeros meses de expansión de la pandemia del COVID-19 en las diferentes regiones del mundo, incluido el norte de África, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) pudo contener la llegada del virus a los campamentos de refugiados de Tinduf gracias a diferentes factores; la histórica situación de aislamiento, la restricción de viajes hacia los campamentos y, sobre todo, una buena planificación por parte de las autoridades saharauis, evitaron que se registraran casos de coronavirus hasta hace solo unos días.
Sin embargo, la confirmación de los primeros cuatro casos la pasada semana, que incluyen una persona fallecida, constituye un factor de gran preocupación para las personas que habitan los campamentos próximos a Tinduf. Con estos primeros casos, las necesidades para una respuesta sanitaria efectiva por parte del sistema de salud saharaui se convierten en urgentes. El COVID-19 añade un nuevo factor de presión sobre unas condiciones sanitarias ya de por si precarias debido al entorno, al histórico aislamiento y la falta de recursos.
El Gobierno de la RASD ha implementado un programa de prevención y control de contagios a través de la adquisición de equipos de protección individual y medicamentos. También, además de la instalación de espacios para desinfección, las autoridades han distribuido materiales y suministros higiénicos entre la población.
Aproximadamente 170.000 saharauis viven desde hace mas de cuatro décadas en cinco campamentos de refugiados: Auserd, Smara, Dajla, El Aaiún y Bojador. Los campamentos enfrentan difíciles condiciones debido a su emplazamiento en medio del desierto, enfrentando duras condiciones climáticas, escasez de recursos naturales y un severo aislamiento. Las necesidades principales para una vida digna en los campamentos están relacionadas con la seguridad alimentaria, la salud y con el acceso al agua.
Desde UGT apelamos a la responsabilidad del Gobierno de España para que incremente la ayuda humanitaria necesaria para que el pueblo saharaui pueda enfrentar en mejores condiciones la pandemia. Los medios materiales y técnicos serán fundamentales para que las autoridades de la RASD puedan dar una repuesta integral a la COVID-19. Por esta razón, España no debe escatimar esfuerzos en la cooperación con el pueblo del Sahara con el que mantiene históricos lazos de unidad. El Gobierno de España debe también liderar una respuesta europea para garantizar el derecho del pueblo saharaui a una planificación y atención sanitaria suficiente ante la grave amenaza de un virus que, lamentablemente, ya es una realidad en los campamentos de refugiados de Tinduf.