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Téxto integro de la carta del Presidente de la República a su homólogo de Túnez

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Bir Lehlu (Territorios Liberados), 09/02/2012 (SPS).- Presidente de la República, Mohamed Abdelaziz, Secretario General del Frente Polisario, ha llamado este miércoles al Presidente de Túnez, Moncef Marzouki, a convencer a Marruecos para que el pueblo saharaui finalmente ejerza su legítimo derecho a la autodeterminación y la libertad, al igual que el resto de la los pueblos del Magreb y del mundo.

 

A continuación publicamos el texto integro de la carta del Presidente de la República a su homólogo de Túnez

 

"Bir Lahlou, 06 de febrero de 2012

 

Presidente Moncef Marzouki

Presidente de la República de Túnez

Palacio Presidencial - Túnez

 

Su Excelencia Presidente y querido hermano,

 

Aprovecho esta oportunidad para expresarle, en nombre propio y del pueblo y Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática, la más calurosa y sincera felicitación por el primer aniversario del triunfo de la revolución de Túnez que ha dado a su pueblo las brisas de la libertad y la dignidad como resultado inevitable de su sacrificio y patriotismo inherentes por la libertad, la justicia y la democracia.

 

El pueblo tunecino a través de la "Revolución del Jazmín" trazó para la humanidad una épica sublime, en la que se combinaron los gritos de jóvenes desarmados y de mujeres en primera línea de enfrentamiento desde el comienzo de la revolución, con la sabiduría de los hombres, como Vuestra Excelencia, comprometidos sacrificio en servicio de Túnez y de la dignidad y la libertad de su pueblo.

 

Los ideales de libertad, dignidad y democracia que constituyeron el espíritu de la revolución del hermano pueblo de Túnez, son los mismo por los que luchó el pueblo saharaui contra el dominio colonial español en los años sesenta y setenta del siglo pasado, y continua librando su última batalla contra la ocupación marroquí, con toda tenacidad y convicción de la inevitabilidad victoria. Al tiempo que le expresamos nuestra felicitación, El pueblo saharaui se felicita por la victoria de la revolución de Túnez que constituye un activo moral de apoyo a su lucha por el respeto de su derecho a la autodeterminación mediante un referéndum democrático, justo y transparente bajo la supervisión de la comunidad internacional conforme a las resoluciones de las Naciones Unidas y la Unión Africana

 

Su Excelencia,

 

El estancamiento de los esfuerzos de las Naciones Unidas para resolver el conflicto en el Sáhara Occidental y por los que apostábamos para evitar que se prolongue el conflicto y el sufrimiento de los dos pueblos hermanos, el saharaui y el marroquí, se debe en primer lugar a los cambios repentinos en la posición marroquí respecto a algunos puntos del plan de arreglo ONU-UA, como los estándares del cuerpo electoral hasta el rechazo al principio de solución pacífica sobre la cual fue desplegada en 1991 la Misión de las Naciones Unidas para la celebración del referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui, que fue aprobado por la ONU en 1966 y reiterado cada año.

 

El hecho de que el Reino de Marruecos no cumpla con su compromiso anunciado por Su Majestad el Rey, el difunto Hassan II, en la Cumbre de la Organización de la Unidad Africana en Nairobi en 1981, de que acepta al referéndum de autodeterminación como solución al conflicto, y los posteriores esfuerzos para cerrar una página dolorosa en la historia de nuestra nación árabe y en las relaciones entre los pueblos saharaui y marroquí, constituyeron un fuerte golpe al proceso de paz y un grave desarrollo que en muchas ocasiones amenazaron con reiniciar el conflicto que está hoy abierto a todas las eventualidades si tenemos en cuenta el clima de tensión, agitación, militarización y represión brutal practicada a diario por las autoridades marroquíes contra los civiles saharauis en las ciudades ocupadas del Sáhara Occidental, que viven un levantamiento popular pacífico desde mayo de 2005, por un día de democracia que permita al pueblo saharaui ejercer su derecho a la autodeterminación.

 

Su Excelencia,

 

El conflicto armado en el Sáhara Occidental estalla a finales de 1975 en momentos en que el pueblo saharaui se preparaba para cosechar los frutos de largos años de lucha política y armada contra el colonialismo español, que había comenzado desde el inicio del siglo XX contra España y Francia, en una lucha popular que surgió de manera espontánea contra todas las formas de ocupación extranjera en el Sáhara Occidental y en los países vecinos. En el inicio de los años sesenta comienza la agitación nacionalista en el Sáhara Occidental de rechazo a la colonización española que ha ido evolucionando en organización con el nacimiento del Movimiento de Liberación Saharaui bajo el liderazgo de Sidi Brahim Bassiri. Basiri fue detenido y desaparecido inmediatamente después de la masacre de Zemla en El Aiún, el 17 de junio de 1970.

 

Del seno de ese movimiento, y en el contexto de las luchas de liberación en África, y mediante la adhesión del pueblo saharaui a su derecho a la libertad y a la independencia, el 10 de mayo de 1973, nace el Frente Polisario (Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro), que comienza la estructuración y organización del pueblo saharaui en paralelo con lucha armada contra los cuarteles del ejército español en varios puntos del Sáhara Occidental para forzar a Madrid a someterse a la voluntad de la comunidad internacional. En 1974, el Ministro de Exteriores de España anuncia, en una carta a la ONU, los planes de su país para celebrar un referéndum durante el primer semestre de 1975.

 

El anuncio de España reveló las verdaderas intenciones de Marruecos que se apresuró junto con Mauritania a reclamar derechos históricos sobre el territorio, lo que llevó a la Asamblea General en su vigésimo noveno período de sesiones a emitir su resolución 3292 (XXIX). La resolución incluye una solicitud de opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, así como el envío de una misión de investigación de la ONU al territorio y a los países vecinos.

 

El 16 de octubre de 1975 el Tribunal Internacional de Justicia emitió su famoso dictamen sobre la cuestión y que constituye el marco jurídico de la naturaleza del conflicto del Sáhara Occidental como conflicto de descolonización que debe ser resuelto en el marco del derecho internacional a través de un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui como es estipulado en la resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU aprobada en 1960. La conclusiones del dictamen, aparte de las pretensiones de Marruecos incrustado en la invasión del territorio, no acepta cualquier interpretación, como se confirma en el párrafo N º 162: "Los elementos e informaciones puestos en conocimiento de la Corte no demostraban la existencia de ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sáhara Occidental, por una parte, y el Reino de Marruecos o el complejo mauritano, por la otra. Por lo tanto, la Corte no comprobó que existieran vínculos jurídicos capaces de modificar la aplicación de la resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU en lo que se refiere a la descolonización del Sáhara Occidental y, en particular, a la aplicación de la libre determinación mediante la expresión libre y auténtica de la voluntad de las poblaciones del territorio".

 

El informe de la Misión de Investigación de la ONU emitió el 12 de octubre de 1975, apenas cuatro días antes del dictamen del Tribunal Internacional de Justicia, constituye un documento que quedará para la historia sobre el consenso del pueblo saharaui sobre la opción de la liberad y la independencia nacional y de rechazo a las demandas expansionistas expresadas por Marruecos y Mauritania en aquel momento. "La gran mayoría de la población saharaui, o al menos las personas entrevistadas por la Misión estaban categóricamente contra las reivindicaciones territoriales de Marruecos y Mauritania. En sus manifestaciones y declaraciones la población demostró que apoyaba los objetivos del Frente Polisario en pro de la independencia del Territorio".

 

A pesar de todo esto, Marruecos continuó su expansionismo contrario a la legalidad internacional, a las aspiraciones del pueblo saharaui, a las enseñanzas de nuestra religión islámica y a las necesidades para el futuro magrebí y árabe, y que abrió una herida que continua sangrando y que empujó a la región y a los dos pueblos, saharaui y marroquí, a la confrontación que atrasó el entendimiento, la colaboración y la integración sobre la base de respeto y reconocimiento mutuo, y no sobre la base de exclusión y sometimiento por la intimidación, la tortura y el desplazamiento.

 

Como todo régimen colonial y represivo en sus estimaciones, incluido el anterior régimen tunecino, que fue derrocado por las masas después de más de dos décadas de dictadura, Marruecos había concebido en otoño de 1975 que una semana es suficiente para recorrer militarmente al Sáhara Occidental y eliminar a los saharauis. Como el pueblo tunecino que se ha ido fortaleciendo bajo la opresión hasta principios del año pasado, el pueblo saharaui demostró durante años de lucha, que aquella semana de gira corta se convirtió en décadas de resistencia, firmeza  y adhesión a su derecho inalienable a la autodeterminación y a la independencia.

 

Su Excelencia,

 

La equivocada estimación de Marruecos impuso la guerra al pueblo saharaui, que no era su deseo en lo absoluto, especialmente cuando se trata de un pueblo hermano como el marroquí al que nos une el Islam y la buena vecindad, que son de gran valor en nuestra cultura beduina.

 

Hemos tenido que asumir, a pesar de la escasez de los recursos, una feroz guerra nacional que en 1979 obligó la salida de Mauritania del conflicto en una clara evidencia de la embarazosa situación en que se encontraba Marruecos y el fracaso de su visión respecto a una "semana de gira militar", porque no hay fuerza en el mundo capaz de silenciar la voluntad del pueblo saharaui a ser libre y ejercer su derecho natural e inalienable a la autodeterminación a través de un referéndum libre, democrático e imparcial, conforme a la Carta de las Naciones Unidas.

 

"Como el reconocimiento del error y su corrección es característico de los hombres sabios", el difunto Hassan II, en la Cumbre de la Organización de la Unidad Africana en Nairobi en 1981, anunció un cambio fundamental en la posición de Marruecos al aceptar las resoluciones de la ONU que piden la organización de un referéndum de autodeterminación. Aquel anuncio reflejó una profunda conciencia del sentimiento compartido por marroquíes y saharauis del dolor de una guerra entre los hermanos y una visión hacia un futuro común.

 

En su histórico discurso ante la trigésimo séptima Asamblea General de las Naciones Unidas  (septiembre de 1983), el difunto Hassan II afirmó que "Marruecos acepta el referéndum, y está dispuesto a celebrarlo hoy o mañana si quieren, y está listo para poner todas las facilidades ante los observadores internacionales y alto el fuego con el fin de celebrar una consulta popular justa e imparcial ... Marruecos se compromete ante todos a respetar cualquier resultado del referéndum". En el compromiso hecho por Marruecos es una deuda ante Al-lah (Dios), el pueblo saharaui y el mundo. A pesar del transcurso de más de dos décadas al alto el fuego entre ambas partes y el despliegue de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) en el territorio, y un número ilimitado de rondas de negociaciones directas entre las partes, el mundo sigue esperando aquel compromiso.

 

Existe una pregunta legítima, que se presenta siempre, ¿Por qué Marruecos rechaza el referéndum? ¿Por qué cambia del compromiso inequívoco de cumplir con su organización y respetar sus resultados a su rechazo después de que la Misión de las Naciones Unidas logró con éxito la realización de las tres cuartas partes del trabajo necesario para su organización? La respuesta está clara y la resumió un gran patriota, que seguro conocen bien, el Presidente de Timor Oriental, Ramos Horta, cuando dijo que "Quién teme al referéndum, tienen miedo de la verdad".

 

 Su Excelencia,

 

En paralelo al rechazo al principio del referéndum de autodeterminación, Marruecos comete graves violaciones contra los civiles saharauis indefensos en la parte ocupada del Sáhara Occidental. Dichas violaciones acompañaron la ocupación marroquí desde mediados de los setenta, mediante campañas de secuestros masivos y desapariciones forzosas, torturas, y llegó hasta el punto de lanzar a saharauis desde aviones militares o enterarlos vivos en fosas comunes, como recogen informes de varias organizaciones internacionales de derechos humanos y los testimonios de los sobrevivientes de las cárceles de detención secretas.

 

En la segunda década del siglo 21, y en el marco de la sublevación pacífica antes mencionada, y pese al testimonio de las organizaciones de prestigio como "Amnistía Internacional", "Human Rights Watch", "Front Line", "La Organización Internacional contra la Tortura", "La Oficina de Naciones Unidas para los derechos humanos" entre otras, Marruecos continua cometiendo  violaciones no menos graves que las que cometía en la década de los setenta, asesinatos políticos, torturas, violaciones, encarcelamientos sin juicios, el cierre del territorio ante los periodistas y misiones internacionales o la expulsión de delegaciones extranjeras desde el mismo aeropuerto de la ciudad ocupada de El Aaiún.

 

Por desgracia, todo esto está sucediendo ante una misión de las Naciones Unidas presente en el territorio, lo que nos obligó junto con varios países y organizaciones de derechos humanos a exigir la ampliación de las competencias de la MINURSO para incluir la vigilancia y protección de los derechos humanos en el territorio. Una demanda que incomoda a Marruecos y enfrenta al "veto" francés en el Consejo de Seguridad.

 

Una vez más, la pregunta viene a la mente, ¿Por qué Marruecos rechaza la inclusión de la vigilancia de los derechos en el territorio en el mandato de la Misión de la ONU? la respuesta es obvia, es la presencia de testigos internacionales permanentes está contra los intereses de Marruecos porque revelarán "lo que está oculto", que sin duda es mucho más que los conocido hasta el momento.

 

Los sangrientos hechos que tuvieron lugar la ciudad de El Aaiún, en los territorios ocupados en noviembre de 2010, poco más de un mes antes del estallido de la revolución del 17 de diciembre en Túnez, que se consideran "Sidi Bouzid" el Sáhara Occidental, se propagaron a otras ciudades bajo ocupación marroquí y continúan hasta el día de hoy, invitan a Marruecos y a Vuestra Excelencia, un luchador que experimentó la revolución y la adhesión de los pueblos a la libertad, para evitar que ese país cometa un segundo error en pronosticar las cosas y menospreciar la capacidad del pueblo saharaui de intensificar la resistencia popular y la resurrección por debajo de las cenizas de la ocupación, el bloqueo  y las falacias que ya no engaña a nadie.

 

Su estatus como primer presidente tunecino elegido democráticamente le coloca en una situación que le permite persuadir a Marruecos para que respete la vía democrática y legal para resolver el conflicto y ofrecer la posibilidad al pueblo saharaui de decidir libremente su destino en un referéndum.

 

Cualquier otro enfoque solo demorará el inevitable resultado de la victoria de la voluntad de los pueblos, el último fue el triunfo conmovedor de la voluntad del pueblo de Túnez.

 

Vamos a perder, una vez más, otra cita con la historia que requiere para el interés supremo de los pueblos de la región acelerar la solución del conflicto del Sáhara Occidental sobre la base del derecho y la legalidad internacionales para hacer realidad sobre el terrenos el sueño de los países del Magreb, como opción estratégica y garantizar la seguridad y prosperidad de la región en un mundo dominado por los bloques regionales y continentales.

 

Su Excelencia,

 

Las guerras de liberación nacionales y las ideas de las élites e intelectuales de la región, desde la reunión de Tánger (abril 1958), fueron acompañados por una profunda conciencia y vigorosos esfuerzos a nivel nacional y regional para alcanzar el sueño de la Unidad del Magreb.

 

Es natural que los pueblos del Magreb no pueden sentirse seguros ante un régimen expansionista que reclama fronteras falsas para devorar a países y pueblos enteros. Desde que fue establecida la idea expansionista por el Reino de Marruecos bajo "El Gran Marruecos" y hasta nuestros días, este país procedió a invadir la parte occidental de Argelia en 1963, se negó a reconocer la independencia de la República Islámica de Mauritania hasta el año 1970, invadió al Sáhara Occidental en 1975.  

 

Las pretensiones de Marruecos propinaron un fuerte golpe al proyecto de unión y al mínimo requisito indispensable para la convivencia y asistencia mutua, a saber, el reconocimiento mutuo entre todos los pueblos de la región y su derecho a existir.

 

La política expansionista de Marruecos es la responsable del fracaso de la Unión del Magreb, y su presencia en el Sahara Occidental es la verdadera razón que dificulta todos los esfuerzos encaminados a revivirlo nuevamente. El anuncio de Zeralda (1988) y del Tratado de Establecimiento (1989) demostraron la imposibilidad del sueño de la Unión del Magreb mientras uno de los países de la región continua con su política expansionista en un país vecino y hermano que pertenece a la misma región geográfica, cultural y social y que comparte con el su presente y futuro al igual que el resto de los pueblos.

 

La construcción del Magreb sobre bases sólidas, para asegurar su supervivencia y convertirse en orgullo de sus pueblos entre las naciones, solo es posible mediante el respeto a la legalidad y el derecho internacionales y el triunfo de los valores de la democracia, la libertad y la justicia, permitiendo al pueblo saharaui ejercer su derecho a la autodeterminación con toda libertad. La historia nos enseña que cualquier esfuerzo para construir la Unión del Magreb sobre los cadáveres del pueblo saharaui estará condenado al inevitable fracaso, las experiencias en nuestro entorno, por ejemplo la Unión Europea, demuestran que los grandes bloques tienen éxito en la medida que sus pueblos paises, grandes y pequeños, convivan en condiciones de igualdad basadas en el reconocimiento mutuo y el derecho a existir. En Bruselas, Luxemburgo se siente junto a Francia, Malta junto a Italia, y pronto puede estar sentada Lichtenstein junto a Alemania. Los países europeos lograron este éxito porque se deshicieron de la historia y la geografía a favor de objetivos más nobles que hoy día los europeos cosechan sus frutos.

 

Marruecos, Su Excelencia, está llamado a liberarse de su "expansionismo" y su ocupación del Sáhara Occidental, sobre todo porque la comunidad internacional le da la mejor posibilidad a través de las urnas que permiten al pueblo saharaui expresar su voluntad para el desenlace final. Ese será el primer paso necesario, su misión de persuadir a Marruecos la esperan todos los pueblos de la región. El uso del noble propósito de la Unión del Magreb Árabe para legalizar la masacre del pueblo saharaui y eludir su derecho a existir, como pretende Marruecos, además de ser inmoral, está condenado al fracaso al igual que sus predecesores.

 

Ruego acepte, señor Presidente y querido hermano, mi mayor consideración.

 

Mohamed Abdelaziz,

Secretario General del Frente Polisario,

Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática". (SPS)

 

085/TRD SPS