Pasar al contenido principal

Aminetu Haidar pide a Condoleezza Rice que intervenga para su liberación

El Aaiun (territorios ocupados), 29/07/2005 (SPS) Desde su celda en la Cárcel Negra de El Aaiun, la activista saharaui de los Derechos Humanos Aminetu Haidar ha hecho un vibrante llamamiento a la Secretaria de Estado norteamericana de Asuntos Exteriores, Condoleezza Rice, para que intervenga ante las autoridades coloniales marroquíes para liberarla a ella y a sus demás compatriotas detenidos arbitrariamente y condenados a duras penas como consecuencia de la Intifada de la Independencia desencadenada el pasado mayo. Militante de los Derechos Humanos desde 1987, Aminetu Haidar ha estado en todas las luchas por el respeto de los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental. Desde su salida de la cárcel en 1991 habiendo sido miembro de varios comités de defensa de los presos, por esa causa ha sufrido el hostigamiento y las constantes intimidaciones por parte de las autoridades marroquíes y de las distintas policías: denuncias, retirada de su coche, interrogatorios. Este es el texto completo de esta carta traducida del árabe por SPS : Honorable Sra. Condoleezza Rice, Secretaria de Estado de los Estados Unidos de América, Washington, D. C. Honorable Secretaria de Estado, Cuando yo tenía ocho años, no comprendía por qué los soldados marroquíes tomaban por asalto mi ciudad, como tampoco comprendía por qué se llevaban y encarcelaban a los ciudadanos saharauis y aún menos por qué cometían crímenes contra gente inocente enterrándolos vivos o arrojándolos directamente desde helicópteros. Cuando tuve mis veinte años, me di cuenta de que el tema del Sáhara Occidental, mi patria usurpada, era un asunto de descolonización inacabada que había sido registrado en las Naciones Unidas desde los años sesenta del siglo pasado, y que las Naciones Unidas han legitimado a los saharauis en la lucha por su inalienable derecho a la autodeterminación. Cuando en 1987 quise manifestarme pacíficamente para defender ese proyecto, los soldados marroquíes, exactamente como habían hecho con los hijos de mi patria en 1975, me capturaron y me encarcelaron en un centro monstruoso conocido bajo el nombre de PC-CMI, donde permanecí durante más de cuatro años en un infierno, aislada del exterior y sometida a todo tipo de torturas y de tratamientos inhumanos y degradantes, difíciles de describir en unas pocas líneas. Después de treinta años de ocupación militar marroquí ilegal y trece años más tarde de mi salida de ese espantoso centro de detención, durante los cuales me vi expuesta a hostigamientos y a persecuciones, dado que el mundo entero se ha convertido en una aldea planetaria y se pensaba que Marruecos había abierto su camino hacia el establecimiento de un Estado de Derecho que respetaría la ley y las libertades fundamentales, junto a unos centenares de activistas saharauis de los Derechos Humanos salí a las calles de El Aaiún, la capital saharaui ocupada, en una manifestación pacífica para pedir que se permita al pueblo saharaui ejercer, sin más tardanza, su legítimo derecho a la autodeterminación conforme a las resoluciones de las Naciones Unidas, a reclamar el respeto de las libertades fundamentales y la liberación de todos los presos de conciencia saharauis. Cómo vivió el mundo entero el choque de las imágenes con las brutales prácticas represivas de las autoridades marroquíes contra una población que se manifestaba pacíficamente para reclamar su independencia. La gente se vio afectada por los casos de apaleamientos, de torturas, de capturas y detenciones, que fueron seguidas por pesadas e injustas penas contra unos ciudadanos que se habían manifestado pacíficamente por reivindicaciones legítimas. Me gustaría mencionar a este respecto algunos ejemplos, como el de Hassan Heirich, condenado a 20 años de cárcel, Daudi Omar y Buamud Mohamed Salem, condenados los dos a 15 años de cárcel. Y qué injusticia la que se abatió sobre Abderrahman Bugarfa, un hombre de 53 años y padre de una familia de 10 hijos con su madre, que ha recibido 5 años de prisión mayor. En cuanto a mí, permanecí fiel a mis principios de defensa de los derechos del pueblo saharaui, manteniendo mi lucha en un marco legal, pacífico y público hasta el día de mi detención el 17 de junio de 2005. He sido expuesta por las autoridades de ocupación marroquíes a tratamientos degradantes y he sido salvajemente apaleada, gravemente herida en la cabeza, sin olvidar mi precario estado de salud, resultado de los cuatro años de mi desaparición forzosa. Antes de que pudiera recibir la atención médica necesaria, fui detenida en el hospital para hacerme sufrir interrogatorios y terminar en la tristemente célebre Cárcel Negra de El Aaiun. A pesar de mi estado de salud que se deteriora cada día, sigo estando privada de ver a mis dos hijos pequeños, Hayat y Mohamed Ghasimi, mientras que continúo en la cárcel, sin otro delito que el de haberme manifestado pacífica y públicamente para reclamar derechos legítimos, consagrados por el Derecho Internacional, incluida la Constitución del Estado marroquí, que sigue ocupando ilegalmente el Sáhara Occidental. Parece que el Estado marroquí no tiene intención de detener su escalada represiva. Continúa imponiendo y reforzando el estado de sitio, negando el acceso de los observadores internacionales a la ciudad ocupada de El Aaiún y expulsando del aeropuerto de la ciudad a las delegaciones que vienen a dar testimonio de su compasión y de su solidaridad moral para con las víctimas saharauis de la represión marroquí. Todo se desarrolla ante la presencia masiva e irritante de militares y de fuerzas de seguridad y con ese muro de defensa, crimen contra la Humanidad, que divide el Sáhara Occidental en dos mitades con una barrera de más de 2.000 kilómetros, fortificada por tropas, material militar, fosos, alambradas y millones de minas. Y después de los juicios inicuos, el Estado marroquí se ha dedicado a campañas de capturas y detenciones colectivas de saharauis, activistas de los Derechos Humanos, que ya han experimentado las tinieblas de las cárceles marroquíes, por ejemplo Ali Salem Tamek, Mohamed Mutawakil, El Arbi Massud, Hussein Lidri y Numria Brahim. Estos dos últimos, que se pudren actualmente en la Cárcel Negra, han sido ya torturados como consecuencia de las manifestaciones pacíficas que tuvieron lugar el 21 de mayo 2005. Se les ha sometido de nuevo a todo tipo de torturas en el horrible centro de detención llamado PC-CMI, que sólo su nombre evoca para mí y para los demás saharauis abominables recuerdos. Honorable Secretaria de Estado, Me dirijo a usted partiendo de mi situación de mujer herida, profundamente afectada por el abuso y la injusticia que no sólo han afectado a las mujeres y el pueblo saharaui, sino también a todos los valores de la civilización humana. Pertenezco a una sociedad sencilla, abierta, orgullosa de sus valores, apegada a su libertad y a su dignidad. Los saharauis son particularmente sensibles a todo lo que pueda afectar a su dignidad y especialmente a la dignidad de la mujer, que goza de una gran libertad y de un estatuto eminente en la cultura de la sociedad tradicional y en el contexto del Estado moderno, conducido por el Frente Polisario, único representante legítimo del pueblo saharaui y defensor de sus legítimas aspiraciones nacionales. Puede estar segura de que los valores de democracia, tolerancia, apertura de espíritu, coexistencia religiosa, libertad, religión, respeto por las libertades fundamentales como la libertad de expresión y la libertad de movimiento, la oposición antagónica al terrorismo y a todo tipo de violencia, de igual forma que el rechazo de la discriminación racial o étnica, son valores enraizados profundamente en la sociedad saharaui, que sigue estando determinada a defenderlos, a pesar de la denegación de justicia y la usurpación de sus derechos internacionalmente reconocidos. En 1975, yo no comprendía por qué los soldados marroquíes detenían y exterminaban a mis compatriotas. Hoy en 2005, puedo comprender que las autoridades marroquíes estén lanzadas a una represión brutal contra los indefensos ciudadanos saharauis, que se manifiestan pacíficamente, y en especial contra los activistas de los Derechos Humanos, símbolos de paz y fervientes defensores de la cultura resplandeciente de los Derechos Humanos ; pero no puedo comprender el silencio del mundo de hoy, el mundo de la aldea planetaria, del respeto de los Derechos del Hombre y de los pueblos, ante estas brutalidades, estas violaciones de los derechos y estos crímenes contra la Humanidad. Desde mi celda aislada, me dirijo a Vuestra Excelencia, depositando en usted y en el país que usted representa grandes esperanzas para la defensa de la libertad, de los Derechos del Hombre y de la legalidad internacional, con el fin de que intervenga con urgencia para librarme de la oscuridad de esta cárcel injusta con todos mis compatriotas, presos de conciencia y activistas de los Derechos Humanos. Ya es hora de comprometer a la comunidad internacional en una actuación seria para asegurar el respeto a la legalidad internacional y la aplicación de las resoluciones de la ONU, de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad para con el Sáhara Occidental dándole al pueblo saharaui la oportunidad de acceder a la posibilidad de decidir sobre su porvenir por medio de un referéndum libre, justo e imparcial. Por la libertad, la justicia, el respeto de los Derechos del Hombre y de los pueblos, por la paz, la estabilidad, el respeto mutuo y las relaciones de buena vecindad entre los pueblos saharaui y marroquí, le solicito que dedique un instante de su precioso tiempo a considerar la situación de un pueblo sin defensas, que lucha con valor y determinación por los mismos valores y los nobles ideales que son la base misma de los Estados Unidos de América y que usted defiende inquebrantablemente. Aminetu Haidar, Número de identificación : 26232 Escrito el 26 de julio de 2005, En la “Cárcel Negra” de la ciudad ocupada de El Aaiún, Territorios ocupados del Sáhara Occidental". (SPS)