Rabat, 22/10/16 (SPS).- Las autoridades marroquíes expulsaron este jueves a una ciudadana francesa que iba a visitar a su marido, el activista saharaui Naama Asfari, actualmente preso en Marruecos, informó en un comunicado la Acción Cristiana para la Abolición de la Tortura (ACAT).
La esposa de Asfari, Claude Mangin, llegó anoche al aeropuerto de Rabat donde la policía fronteriza le notificó que tiene prohibido entrar en el territorio marroquí.
La nota explicó que Mangin pasó el resto de la noche en una oficina dentro del edificio del aeródromo y fue deportada está mañana en avión con destino a Francia.
"Marruecos ha estado trabajando durante años para evitar cualquier discusión sobre el tema (del conflicto del Sahara Occidental) mediante detenciones, la tortura, las condenas judiciales, la difamación y la expulsión de los observadores extranjeros", denunció la representante del Magreb y Oriente Medio en ACAT, Hélène Legeay, en el mismo comunicado.
Asfari es considerado el líder del grupo de Gdaim Izik, en referencia a los 25 saharauis condenados en 2013 por un tribunal militar a penas de entre 25 años y la perpetuidad.
En el este mismo grupo, Asfari, encarcelado desde 2010, fue condenado a treinta años de prisión.
En los sucesos de Gdaim Izik de 2010, once agentes marroquíes y dos civiles saharauis fueron asesinados durante el desmantelamiento de un campamento ilegal levantado a las afueras de El Aaiún.
Asfari y sus compañeros fueron encontrados culpables de homicidio y formación de banda armada, entre otros delitos, aunque los observadores en el juicio denunciaron la falta de pruebas y dijeron que sus condenas se habían basado en confesiones policiales obtenidas bajo malos tratos o tortura.
El Ministerio marroquí de Comunicación prohibió el pasado 30 de agosto de la distribución en Marruecos del diario francés Libération por incluir un artículo sobre Mangin y Asfari.
Ninguna fuente marroquí se ha pronunciado sobre ese hecho hasta el momento.
El pasado 9 de este mes, la policía marroquí expulsó a dos activistas españoles y una salvadoreña a los que no permitió desembarcar en la capital del Sáhara Occidental, El Aaiún, donde iban a participar en unas jornadas sobre la memoria histórica.
Las expulsiones de activistas pro saharauis llegados del extranjero, y principalmente de España, son habituales, y suelen suceder con el mismo "modus operandi": policías marroquíes, casi siempre de civil, los obligan a regresar en el mismo avión sin dar explicaciones.
Fuentes: la agencia española EFE