Publicado en 9 marzo, 2016
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Fuente: La Razón / Por Ricardo Sánchez Serra (@sanchezserra)
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El secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki-moon visitó los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf y Bir Lehlu, la capital provisional de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), en un viaje sin precedentes que coloca al problema saharaui a la luz de todos los reflectores del mundo.
Ki-moon quiso visitar también Marruecos y el Sáhara Occidental invadido por Marruecos, pero “el rey no estaba disponible”. Esa actitud demuestra una vez más su intransigencia, su desprecio por la ONU en buscar una solución a la cuestión saharaui y el desaire al secretario general, quien tiene la obligación de respetar los mandatos de la ONU e impulsar las negociaciones, que como dice Ki-moon, lleven a la autodeterminación del pueblo saharaui.
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El viaje del secretario general representa un desafío del Consejo de Seguridad y de su alta investidura, a la negativa de Marruecos de permitir su visita, y un fuerte mensaje para que no siga obstaculizando el referendo. Lo que más debe molestar a Marruecos, asimismo, es haber llegado a Bir Lehlu en el Sáhara Occidental liberado por el Frente Polisario, en donde visitó a sus autoridades, a los Cascos Azules de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) y a una ONG experta en desactivar minas. Marruecos construyó el muro militar más grande del mundo, partiendo el Sáhara Occidental en dos introduciendo cerca de 10 millones de minas.
Ello, significa igualmente, un llamado para que Marruecos negocie seriamente, de lo contrario la ONU reconocerá a las RASD y presionará a Marruecos para retirarse del territorio.
La presencia de Ki-moon lleva consigo explícitamente un enérgico gesto contra la política de desinformación y el silencio informativo que lleva a cabo Marruecos sobre el Sáhara Occidental, como política oficial en el mundo.
El secretario general se conmovió sobre la situación de los refugiados y dijo que “era una de las tragedias humanitarias más olvidadas de nuestro tiempo. Es desgarrador ver a estas familias separadas durante tanto tiempo” e inaceptable. Hizo “un llamado a los países donantes a que aumenten su asistencia… debemos demostrar que el mundo se acuerda de la población saharaui”.
Los saharauis aceptaron un alto al fuego con Marruecos, bajo auspicio de la ONU en 1991, con la promesa que en seis meses se realizaría el referendo de autodeterminación. Ya van 24 años de incumplimiento por parte de Marruecos y, sin embargo, “me he sentido alentado por los saharauis su fe puesta en la ONU, sus principios y el derecho internacional. Vamos a coincidir esto con determinación para aliviar su situación y resolver este conflicto de larga data para el futuro de todos los saharauis”, expresó el secretario general, quien dará su informe al Consejo de Seguridad en abril y se espera que esta vez sea duro contra Marruecos.
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